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lunes, 31 de marzo de 2014
Experiencias escuelas uruguayas
Las flores de Chacras de Pintado
Esta experiencia de trabajo con la comunidad se lleva a cabo en la Escuela N° 4 de la localidad Chacras de Pintado, ubicada en el km 9 y ½ de la ex ruta 30. Se encuentra inmersa en una zona agrícola, pero fundamentalmente tabacalera. Cabe resaltar que todo este trabajo que se expresará a continuación fue y es posible debido a que la Directora, Sonia de Vargas, que desempeña funciones en la escuela, hace ya veinte años que lo hace en este mismo centro educativo. El problema se presenta en el año 1990, con la preocupación por la preservación del medio ambiente por daños provocados por el uso constante de agrotóxicos en toda la zona. Se elabora un proyecto cuyo objetivo fue mejorar el medio ambiente, contrarrestar los efectos de los agrotóxicos tanto en el suelo como en la salud de los niños quienes presentaban sangrado en las manos y deformaciones.
Una de las acciones que se realizaron fueron charlas, talleres para padres y vecinos, de carácter informativo – preventivas, con técnicos de la Intendencia Municipal de Artigas (IMA), el Dr. Luis Eduardo Juan y el Ing. Agr. Ariel Díaz. A nivel de aula, se trabajó en la creación de un periódico escolar, que se editó tres veces en el año, donde los niños publicaban, entre otras cosas, entrevistas con personas de otras zonas para ver las posibilidades de trabajar de otra manera. En el año 1992 se quiso mostrar en ese momento que era posible, además se trató de promover el consumo de verduras por parte de los niños. Entonces se comenzó con un Proyecto de Huerta Orgánica, esta vez con el apoyo del Cuerpo de Paz. Cada dos meses venía un técnico y realizaba talleres con padres y niños. Se trataba de cómo producir sin contaminar. Había entonces que elaborar el propio fertilizante. Comenzaron con composteras. Trajeron cajas con lombrices californianas, de las cuales una quedó en la escuela y la otra fue llevada a la casa de vecinos que tenían criaderos de cerdos.
Ya en el año 1994 los niños habían construido huertas en sus casas motivados por el trabajo realizado en la escuela. Aprovechaban el abono orgánico que tenían, ya que habían aprendido en la escuela a hacer composteras. Se trabajaba además con un producto natural elaborado con cáscaras, líquido, el cual se aplicaba haciendo surcos en los canteros. Lógicamente este trabajo se realizaba con el apoyo de técnicos del Cuerpo de Paz. Con las huertas en sus casas se incrementaron los ingresos sin costos de mantenimiento y desterrando un poco la cultura del monocultivo aplicado hasta entonces en la zona que era la plantación de tabaco. En el año 1996 en la Escuela se experimenta con un pequeño invernáculo. Nuevamente se cuenta con el apoyo de la Tabacalera que en esta oportunidad dona el nailon y además un vecino dona la madera para la construcción del mismo. Se experimentan otras técnicas agronómicas como camas altas. Se invitaba a los padres y vecinos a que concurrieran a la escuela a ayudar, pero la finalidad era que aprendieran nuevas técnicas. Los padres traían el maíz para colocar en los canteros. Era como un intercambio de materiales por conocimientos.
Ya en el año 1994 los niños habían construido huertas en sus casas motivados por el trabajo realizado en la escuela. Aprovechaban el abono orgánico que tenían, ya que habían aprendido en la escuela a hacer composteras. Se trabajaba además con un producto natural elaborado con cáscaras, líquido, el cual se aplicaba haciendo surcos en los canteros. Lógicamente este trabajo se realizaba con el apoyo de técnicos del Cuerpo de Paz. Con las huertas en sus casas se incrementaron los ingresos sin costos de mantenimiento y desterrando un poco la cultura del monocultivo aplicado hasta entonces en la zona que era la plantación de tabaco. En el año 1996 en la Escuela se experimenta con un pequeño invernáculo. Nuevamente se cuenta con el apoyo de la Tabacalera que en esta oportunidad dona el nailon y además un vecino dona la madera para la construcción del mismo. Se experimentan otras técnicas agronómicas como camas altas. Se invitaba a los padres y vecinos a que concurrieran a la escuela a ayudar, pero la finalidad era que aprendieran nuevas técnicas. Los padres traían el maíz para colocar en los canteros. Era como un intercambio de materiales por conocimientos.
Las semillas eran proporcionadas por la IMA. En el año 1997 hay una toma de conciencia, una necesidad de cambio en el manejo del suelo. Se promueve entonces, siendo la escuela siempre el centro, la recuperación del suelo a través de la aplicación de abonos verdes. En ese momento la Tabacalera siente la presión de los diferentes organismos ya sean ONG como también estatales y grupos ambientalistas como Artigas 86. Se realizan talleres con técnicos regionales contratados por la tabacalera. El tema era la rotación y recuperación del suelo mediante el uso de abonos verdes. Se comprometió a todos los productores a que luego de cada cosecha debían plantar lupinus, ervillaca y porotos. El resultado de estas prácticas fue notorio. Los vecinos plantaron sandías en ese mismo suelo y se obtuvo una cosecha muy buena. En la escuela también se acompañó todo ese proceso ya que el centro experimental era ella. A esta altura se había logrado el objetivo planteado inicialmente.
Ahora se plantea o surge otro objetivo que es el de mejorar los ingresos de los hogares en épocas del año que no tienen la zafra del tabaco (invierno-primavera). Se instrumenta un invernáculo más grande en la escuela (8m x 4m), realizado con el apoyo de los padres. Monte Paz donó nuevamente el nailon y las semillas para la Escuela y para los vecinos y productores donó semillas. A nivel de la Escuela se establece una comparación entre la huerta a campo y la protegida, empleando un manejo orgánico en las dos. Los padres aprovechan esta experiencia, cultivando en los túneles con materiales sobrantes de la plantación de tabaco. Se obtuvieron muy buenos resultados. En ese momento una vecina comienza a vender en la feria de la ciudad lo producido en su huerta (Liliana Melgarejo). Otros vecinos motivados por este hecho comienzan a probar también de vender sus producciones (Ávila y Núñez). Se logró una creciente recuperación del suelo tanto a nivel huerta como en la plantación de tabaco, empleando todo lo aprendido a través de los años en los talleres: abonos verdes y cama de gallina ya que se instaló en la zona una avícola.
Ahora se plantea o surge otro objetivo que es el de mejorar los ingresos de los hogares en épocas del año que no tienen la zafra del tabaco (invierno-primavera). Se instrumenta un invernáculo más grande en la escuela (8m x 4m), realizado con el apoyo de los padres. Monte Paz donó nuevamente el nailon y las semillas para la Escuela y para los vecinos y productores donó semillas. A nivel de la Escuela se establece una comparación entre la huerta a campo y la protegida, empleando un manejo orgánico en las dos. Los padres aprovechan esta experiencia, cultivando en los túneles con materiales sobrantes de la plantación de tabaco. Se obtuvieron muy buenos resultados. En ese momento una vecina comienza a vender en la feria de la ciudad lo producido en su huerta (Liliana Melgarejo). Otros vecinos motivados por este hecho comienzan a probar también de vender sus producciones (Ávila y Núñez). Se logró una creciente recuperación del suelo tanto a nivel huerta como en la plantación de tabaco, empleando todo lo aprendido a través de los años en los talleres: abonos verdes y cama de gallina ya que se instaló en la zona una avícola.
También se notó un cambio en la calidad de vida de los agricultores. Notaron que al disminuir el uso de los agrotóxicos y al manipular la hoja del tabaco ya no se agrietaban ni sangraban las manos. Algunos niños hasta habían perdido las huellas digitales. Varios vecinos comienzan a vender lo producido y descubren una nueva alternativa. Se promueve desde la escuela el trabajo cooperativo. Se realiza intercambio de plantines y también intercambios luego de la cosecha. En el año 2000 se consigue desde la escuela un curso con UTU sobre cocina, elaboración de conservas, licores, mermeladas y mazas. Este trabajo constituyó una nueva fuente de ingresos ya que lo que elaboraban lo vendían. Las madres montaban ferias en la ciudad para vender todo lo que producían. En el año 2003 se gestiona a través del CAPDER el apoyo de Fundación Logros con el Programa Huerta Orgánica en las Escuelas. Se construyen dos invernáculos de 12m x 8m. También se adhiere a este trabajo Uruguay Rural con floricultura. Se realizan diferentes talleres para padres y vecinos de la zona con técnicos de Fundación Logros a través del proyecto “Educando saber hacer – Cultivamos el Desarrollo”.
También se realizan visitas a los hogares con Ingenieros Agrónomos, Asistente Social y Mtro. Coordinador del CAPDER para realizar el seguimiento del proyecto y atender las necesidades de los vecinos y productores de la zona. También se organizaron talleres donde Uruguay Rural acercó técnicos de IMA para trabajar sobre floricultura. Se experimentó en el invernáculo de la escuela con copetes, statiches y clavelinas. Se distribuyó entre los que participaban en dicho proyecto bandejas con diferentes variedades. El técnico realiza el seguimiento en los hogares y además realiza la gestión para la comercialización de las flores producidas por los vecinos, todo con manejo orgánico. Actualmente continúan trabajando en este tema. Participan en encuentros con floricultores en Salto. También varios vecinos de la zona poseen grandes invernáculos de producción orgánica y comercializan lo producido. Se han logrado los objetivos planteados. Lógicamente siempre surgen nuevas inquietudes por parte de la comunidad y la escuela está siempre abierta para ellos. Hay que resaltar la importancia de que el Director permanezca en la misma escuela y se preocupe por la calidad de vida y la salud de sus alumnos para que se pueda dar todo este proceso en la zona.
Mtro. José María Maciera Coordinador CAPDER de Artigas
Didáctica
multigrado e instituciones educativas
Mtro.
Limber Santos
Resumen
En
el trabajo se realiza una rápida mirada al desarrollo del corpus
teórico denominado Didáctica multigrado, en relación a los
acontecimientos didácticos que ocurren en grupos multigrado, sobre
todo de escuelas rurales. En esa construcción teórica se pueden
evidenciar indicadores que dan cuenta de prácticas educativas que
suponen una ruptura con las que las instituciones educativas admiten
y controlan. Estas prácticas encuentran en esas dinámicas
institucionales tradicionales, varios obstáculos a superar, pero
también sus posibilidades de realización.
Palabras
clave: Didáctica, multigrado, instituciones
Introducción
La Didáctica multigrado es un campo teórico en construcción, a
partir de la investigación académica y la reflexión sobre las
prácticas educativas que se desarrollan en grupos con estructura
multigrado. En nuestro país, el escenario por excelencia donde se
ubican los grupos multigrado, es el de la escuela rural, aunque
también se manifiesta en escuelas urbanas y por extensión, en
cualquier situación didáctica. La Didáctica multigrado se
configura a partir de la atención de la diversidad desde lo
didáctico, planteando una diversificación de propuestas de
enseñanza a partir de la diversidad en las formas de aprender que
caracterizan a cualquier grupo. Esta diversificación busca romper
con ciertas lógicas tradicionales en el campo de la didáctica y de
las instituciones dentro de los sistemas educativos occidentales. La
escuela graduada, el uso de ciertos espacios configurados como aulas,
el manejo de los tiempos y determinada organización de los
contenidos que se enseñan, forma parte de pautas institucionales ya
muy naturalizadas, con las cuales se enfrentan los docentes a través
de prácticas que es necesario establecer en grupos multigrado.
Desarrollo
Didáctica
multigrado1
Desde la conformación misma de la matriz pedagógica uruguaya, los
diagnósticos y propuestas surgidos en el contexto de la escuela
rural, se han extrapolado y consolidado luego, en todos los ámbitos
educativos. En nuestra historia de la educación, el período
comprendido entre 1933 y 1961 es un buen ejemplo de ello. Un período
identificado y caracterizado por las experiencias pedagógicas hacia
el medio rural pero cuyos efectos, sin embargo, se dejaron ver y aún
se evidencian en todos los contextos educativos. Quién puede dudar
que obras como “La enseñanza primaria en el medio rural” de
Agustín Ferreiro o “Vida de un maestro” de Jesualdo Sosa para
citar sólo dos ejemplos de la vastísima producción pedagógica de
la época, constituyen referencias teóricas y prácticas de carácter
general, trascendiendo el ámbito específico que le dieron origen.
Como telón de fondo de la conformación de esa matriz pedagógica
estuvo siempre sin embargo, la discusión acerca de la especificidad
del medio rural. De manera cíclica y recurrente se desarrolló una
fermental discusión sobre si la educación en el medio rural
presentaba características contextuales, sociales y pedagógicas con
un grado de especificidad tal que justificara la existencia de un
Programa, planes, proyectos y hasta una formación de los docentes
diferente.
Más
allá de los términos en que esa discusión se puede desarrollar en
la actualidad y más allá de los cambios sociales y pedagógicos que
han operado en estas décadas, la existencia de un grupo con
estructura multigrado en las escuelas rurales sigue siendo un hecho
de la realidad. Por lo tanto se producen allí, situaciones
didácticas adaptadas a esa estructura tan singular. Sin embargo y
si bien en primera instancia se podría suponer que hay una
especificidad didáctica referida a la educación rural
exclusivamente; las situaciones didácticas
generadas y desarrolladas en los grupos multigrado de acuerdo a sus
necesidades, pueden y deberían proyectarse a todos los grupos (tanto
de escuelas rurales como urbanas) como una auténtica atención a la
diversidad desde lo didáctico.
A partir del multigrado
se debe considerar la posibilidad de pensar el fenómeno de la
circulación compartida de diferentes acercamientos al saber, en
todas las situaciones didácticas, se desarrollen o no en grupos
multigrado. Si bien allí esto parece necesario, es deseable que
ocurra en todo grupo y en función de la diversidad de posibilidades
e intereses por parte de los alumnos para aproximarse a los saberes.
Este segundo punto de partida es fundamental en términos de
construcción de teoría didáctica, ya que implica proyectarse hacia
la elaboración de pautas universales, saliéndose de las situaciones
singulares de los grupos multigrado, que le dan origen. Atender a
la diversidad desde lo didáctico, a partir de la singularidad del
multigrado, supone concebir una tarea que, tanto en su aplicación en
los grupos multigrado como en grupos que no tengan esa condición,
debería contemplar las siguientes posibilidades:
- Considerar a los saberes, manifestados como contenidos de enseñanza, en el centro de la propuesta didáctica.
- Considerar diferentes posibles relaciones de los alumnos con el saber, por medio de acercamientos diversos en función del grado en el que se encuentran y/o sus diferentes posibilidades.
- Concebir cada uno de esos acercamientos igualmente dignos e importantes para cada alumno, en función de la singular apropiación individual y la complementariedad en pos del trabajo colectivo.
- Diversificar las actividades para posibilitar abordar un objeto de conocimiento desde diferentes ángulos y/o niveles de profundidad.
- Alternar esas actividades individuales o en pequeños grupos con instancias en común donde los saberes circulen a nivel del grupo total.
La
realidad del multigrado constituye un enorme desafío: poder
comenzar a llenar el vacío de investigación al respecto, lo cual
implica construir conocimiento, elaborar líneas teóricas que
permitan fundamentar las prácticas que ya se realizan y a partir de
allí, recorrer caminos para mejorarla y potenciarla. En general y
quizá debido a la existencia de esa falta, las cuestiones didácticas
derivadas del grupo multigrado son caracterizadas como problemáticas.
El multigrado supone una dificultad, una configuración de las
relaciones educativas difícil de sostener por parte del docente.
Sin embargo y más allá de la ineludible complejidad –ineludible
riqueza- que supone el multigrado, es posible partir de una premisa
ubicada en otro lugar: lo didáctico
manifestado en un grupo multigrado supone para los procesos de
enseñanza y de aprendizaje un enorme potencial, tanto para los
análisis de la cuestión desde lo psicológico como desde lo
epistemológico.
Por
lo tanto, como primer punto de partida de
la didáctica multigrado, debemos
considerar su potencial como situación didáctica deseable para una
circulación de los saberes no siempre determinada por el formato de
los grados y sus programas. Esto favorece el aprendizaje a partir
del diferencial acercamiento al objeto de conocimiento por parte de
los niños, para luego compartir esas distintas aproximaciones con el
grupo total. El potencial está determinado por la renuncia a la
uniformidad de cómo se manifiesta lo que se transmite y lo que se
recibe, pautando múltiples caminos de circulación de los saberes en
el aula; ya no sólo en un sentido unívoco donde tiene una fuerte
presencia la ilusión que lo que el maestro enseña es asimilado de
la misma manera por parte de todos los alumnos. En el multigrado, y
por extensión en todo grupo, la circulación de los saberes está
pautada por las muy diversas formas que tienen los participantes de
la situación didáctica de vincularse con el saber que está puesto
en juego. Atender esa diversidad desde lo didáctico supone una
nueva forma de atención a la diversidad, una manera que exige una
diversificación de propuestas de enseñanza en función de las
diferentes formas en que los niños pueden acercarse al saber. Es
importante tener en cuenta que esas diversas formas supone, desde el
punto de vista didáctico, colocar en el centro de la atención a los
saberes, su naturaleza, pertinencia, relacionamiento con otros
saberes; de tal modo que se pueda pensar en la generación de
propuestas de enseñanza que favorezcan y potencien la relación de
cada niño con los saberes a aprender. Esto permite pensar acerca de
qué puede tomar cada niño de ese saber, cuál es la puerta de
entrada más adecuada para comenzar su apropiación, con relación a
lo que ya sabe y a lo que saben los demás.
Las dificultades para aprovechar
ese potencial están vinculadas a la complejidad y riqueza del
multigrado, por lo que éstas son más aparentes que reales. En
general las dificultades están vinculadas con la planificación de
actividades simultáneas diferentes y con la consiguiente
coordinación de espacios y tiempos que ello supone. Una postura
didáctica de concebir los saberes en el centro facilita el
aprovechamiento del potencial del multigrado, a la vez que libera su
circulación de las ataduras formales que la división por grados
establece. Esto no supone, sin embargo, que se deban desatender los
contenidos que específicamente se deben trabajar en cada grado; muy
por el contrario, esos contenidos deben constituir el punto de
partida y los insumos principales para la generación de la
pretendida circulación.
La cuestión institucional
La ruptura con la lógica graduada desde las prácticas de
enseñanza, chocan contra el conservadurismo institucional y que, más
allá del discurso didáctico, hace que ciertas lógicas y
estructuras permanezcan inalterables. La escuela graduada de
nuestros sistemas educativos nacionales ha generado una fantasía
didáctica basada en la creencia de que un grupo de niños, por tener
todos la misma edad y pertenecer formalmente a un mismo grado,
aprenden de igual manera y al mismo tiempo. Nada más lejos de la
realidad, ahora que reconocemos que la diversidad en las formas de
aprender -inherente a cualquier grupo que aprende- no está asociada
sólo a lo evolutivo, sino a múltiples factores de índole social y
cultural. Y si hay diversidad en las formas de aprender, también
debería haber diversidad en las formas de enseñar. Pero la matriz
institucional tiende a la homogeneización de propuestas de enseñanza
según esa estructura graduada. Una estructura tan matrizada y
naturalizada en las instituciones educativas, que hace olvidar su
condición de invención y por lo tanto susceptible de ser
modificada. Forma parte de la “cultura institucional”, como un
“sistema de valores, ideales y normas legitimados por algo sagrado
(mítico, científico o técnico) (Garay, 1996: 141)
Como
expresa Lucía Garay, la “instancia institucional en sí” implica
límites estructurales establecidos, fronteras que determinan un
adentro y un afuera, creando en esa formulación un “clima
institucional”. Pero uno de sus efectos más importantes generados
detrás de esas fronteras es que para constituirse “necesita
reprimir la diferenciación individuante; limitar el reconocimiento
de los otros a otro análogo,
estructurado por un modelo común”. (íbid) Aún cuando se hable
del respeto por la individualidad, la condición de existencia de las
instituciones educativas es “esta negación de la individuación.
De cómo se resuelva esta contradicción en distintos momentos
históricos de las instituciones educativas dependerá el modelo
socioeducativo imperante” (íbid)
Los incipientes trabajos de
investigación sobre Didáctica multigrado en nuestro país, parte de
la reflexión sobre las prácticas que se realizan en las escuelas
rurales. Se evidencia en ellas, intentos de formular estrategias
didácticas que consideran al grupo multigrado como una unidad, más
allá del grado a que pertenece cada alumno, porque la esencia del
potencial está en las posibilidades de interacción entre pares
asimétricos, entre niños de diferentes grados, en determinados
momentos. Esa interacción supone compartir no sólo el espacio
áulico, sino las actividades didácticas y en especial, los saberes
que circulan allí. Estas acciones didácticas deben convivir, sin
embargo, con una estructura graduada idéntica a la existente en
escuelas rurales; por lo que, más allá de otras variables
vinculadas con los niveles de conceptualización o capacidades de los
alumnos, tanto la estructura administrativa del sistema como las
familias y los propios alumnos, esperan que cada alumno evolucione en
el ciclo escolar pasando de grado en grado. Aunque la institución
escolar no presente en estos casos, un salón de clase para cada
grado como es habitual en las escuelas públicas, la pertenencia
formal de cada niño a un determinado grado, no desaparece.
A este elemento estructural
vinculado con la estructura graduada y las promociones de los
alumnos; existe otro elemento institucional contra el que también
choca la propuesta didáctica del multigrado: la estructura
curricular. En ésta estamos considerando el currículum en sentido
amplio que incluye, aunque no en forma exclusiva, el Programa como
currículum prescripto. En un grupo multigrado, la propuesta del
docente aborda el currículum en términos globales y, aunque no
desconoce lo que cada alumno debe aprender en función del grado en
el que se encuentra, suele formular prácticas que implican una
organización de los contenidos pautada por la integración, el
planteo de hilos conductores comunes a todo el grupo y la
complementariedad de contenidos abordados en uno y otro grado. Estas
prácticas integradoras suelen tensarse con las exigencias
institucionales con respecto a los contenidos por grado, por lo que
es un elemento crítico de consideración durante las evaluaciones y
prácticas de los supervisores.
A estos dos elementos
estructurales hay que sumarle otros, propios de la práctica
educativa, y que también vienen a tensarse con algunas de las
prácticas propuestas por la Didáctica multigrado. La tradicional
concepción de aula, en tanto salón de clases, con determinada
gestión del espacio, uso de las paredes, disposición del mobiliario
y posición de aprendientes y enseñantes; no tiene lugar en una
propuesta didáctica para grupos multigrado. En primer lugar, esta
realidad exige abandonar la idea de que el aula está determinada por
las cuatro paredes del salón. No hay espacio predefinido como aula
por sus condiciones materiales. El aula es aquel espacio donde el
docente tome decisiones que haga que allí ocurran procesos del orden
de la enseñanza y del aprendizaje. Puede ser el salón de clase,
pero también pueden ser otros espacios del edificio escolar, del
predio o de territorios externos a éste, pero que en tanto se
cumplan las condiciones antedichas, se configuren como aula. La
complejidad y riqueza del multigrado, la necesidad de ambientar las
propuestas diversificadas que se ejecutan de manera paralela y
simultánea y las oportunidades dadas en una escuela rural en
particular, obligan a esta conceptualización de aula. Sin embargo,
una vez más, se trata de una forma de actuar que siempre mantiene
tensión con respecto a lo que se espera para la institución,
considerada el aula en tanto infraestructura y dinámica de
funcionamiento. Muchas veces, generar instancias didácticas en
aulas ubicadas fuera del salón de clase, desencadena conflictos con
las familias de los alumnos, si no se generan a la vez estrategias de
negociación con los padres.
La cuestión de la organización
y uso de los espacios educativos muestra otro elemento de la práctica
educativa que se manifiesta en tensión entre la propuesta didáctica
y los criterios institucionalmente aceptados. Tiene que ver con la
organización social de la clase, en términos de Antoni Zabala
(1997), esto es, la distribución de los alumnos en el aula y sus
movimientos. Existen discursos didácticos que abogan por la
desestructuración de la rigidez tradicional de las aulas, sobre todo
a partir de la Escuela Nueva y su enseñanza a través de la acción,
la vitalidad y la mesa colectiva. Sin embargo, aún dentro de ese
esquema, se utiliza el concepto de aula expandida, que supone en
definitiva, que el aula es el salón de clase y que en determinados
momentos, se puede expandir a otros territorios. Pero aún hoy se
suele caracterizar como desordenada un aula que habilite al
movimiento de los alumnos en varios espacios educativos; lo cual
lleva a que muchos docentes vean la movilidad interna del grupo, como
un peligro de “perder el control de la clase”. En las propuestas
para el multigrado, la organización social de la clase no responde a
un criterio fijo e inmutable; por el contrario, depende de dónde se
configure el aula, la actividad que se esté realizando y los saberes
que estén puestos en juego. Además, esta organización cambiante,
determinará el uso simultáneo de varios espacios educativos dentro
y fuera del salón de clase; por lo que los alumnos se manejarán con
cierta autonomía y bajo ciertas normas de funcionamiento que los
habiliten a transitar por distintos territorios, ya sea en forma
individual o en pequeños grupos, ya sea respondiendo a la propuesta
didáctica del docente para ese día o participando de rutinas
instaladas en el grupo multigrado, de forma permanente.
Vinculado con lo anterior,
debemos considerar otros dos elementos: los recursos didácticos que
formen parte de la propuesta didáctica y las relaciones interactivas
entre los actores. Los recursos deben constituirse a partir de la
decisión docente de incorporar un elemento del mundo a un
dispositivo didáctico. Al igual que en el concepto de aula, también
aquí se niega el estatuto de didáctico a un elemento por sí mismo,
lo es sólo en función de una propuesta didáctica. En las
instituciones educativas suelen identificarse ciertos objetos como
“recursos didácticos” aún cuando esto sólo se manifieste como
una formalidad y no como una funcionalidad al servicio de la
generación de acontecimientos de aprendizaje. Las relaciones
interactivas en una propuesta multigrado, también suelen
contradecirse a lo esperado; en tanto no se limitan a una interacción
maestro – alumnos, sino que adquiere relevancia las interacciones
alumno – alumno, que además se da entre alumnos de diferentes
grados y edades. Es en estas interacciones que se rompe con la
graduación, en tanto se promueven vínculos entre niños que tienen,
necesariamente, diferentes relaciones con el saber. Además estas
prácticas no profundizan siempre en la cultura de la respuesta por
parte de los alumnos, como es tradicional, donde el maestro pregunta
y el alumno es el que responde. Se busca formar una cultura de la
pregunta, poniendo en relación niños pequeños con niños grandes,
buscando que las preguntas se alejen de la formalidad propia de los
contratos didácticos y se acerquen al interés, la necesidad y la
curiosidad. En las preguntas que formulan los aprendientes se puede
encontrar un indicador de aprendizaje más potente que en las
respuestas. La forma en que un alumno formula una pregunta
generalmente es más potente como indicador de aprendizaje que sus
respuestas, generando además, una dinámica didáctica que
retroalimenta positivamente al interacción entre los pares.
Por lo tanto, también los
instrumentos de evaluación tienen en las estructuras de grupos
multigrado, posibilidades muy interesantes y que pueden ser
aprovechadas desde las propuestas de enseñanza. No sólo en la
mencionada cultura de la pregunta, sino también en la puesta en
práctica de la circulación de los saberes en el multigrado.
Circulación que plantea la idea de que uno de los indicadores de
evaluación esté en la transferencia discursiva de cada alumno a sus
compañeros, constituyendo ésta una de las principales herramientas
de evaluación que se viene a sumar a otras clásicas como la
aplicación del conocimiento a la resolución de problemas.
Quizá la organización de los
tiempos sea el elemento de la práctica educativa que menos
distancias ha generado con respecto a la propuesta didáctica
tradicional aplicada a escuelas graduadas. Esto sucede aún cuando
en los grupos multigrado, los docentes, en función de la diversidad
de los alumnos, aplican estrategias de diversificación de prácticas
de enseñanza, desencadenando procesos simultáneos que le exige una
intervención de alternancia entre trabajo dirigido y trabajo
autónomo. El primero requiere la presencia directa del docente,
mientras que el segundo es efectuado por los alumnos sin el docente;
y ambos procesos se dan simultáneamente en el grupo multigrado.
Ahora bien, si como se plantea en una de las premisas iniciales de la
Didáctica multigrado, esta diversificación se aplicara en grupos de
un solo grado, sí generaría tensiones del tipo que señalábamos
antes.
Conclusiones
Las
tensiones referidas en el desarrollo de este trabajo, refieren a una
forma de pensar lo didáctico en la singularidad del multigrado, en
el marco de una institución educativa que mantiene sus estructuras y
dinámicas, ya consolidadas y naturalizadas. Esto provoca conflictos
cotidianos en lo didáctico, en tanto insumos para la reflexión en
la construcción de conocimiento con respecto a esta realidad
particular. Por lo tanto, lejos de considerar estas tensiones como
problemáticas en sí mismas, resultan de un enorme potencial para
avanzar conceptualmente en el acercamiento de lo didáctico -referido
a los acontecimientos de enseñanza y aprendizaje de cada día- a la
Didáctica como estructura teórica en construcción.
En el
caso narrado, esto es, el intento de construir una Didáctica
multigrado que dé cuenta de los acontecimientos didácticos que
ocurren en un aula multigrado, se dejan ver estos obstáculos
institucionales que se manifiestan recelosos de las aventuras
cotidianas de Maestros y alumnos. Algunas forzadas por lo singular
de las situaciones, otras intencionalmente planteadas como
alternativas a las prácticas tradicionales y las clásicas
configuraciones de los elementos de la práctica educativa. Sean de
una o de otra naturaleza, estas innovaciones demuestran la fuerza de
la institución para conservar sus configuraciones habituales,
legitimadas y naturalizadas; pero a la vez, las innovaciones
demuestran también la posibilidad misma de su existencia. Todas las
concepciones que hoy podemos identificar con la Didáctica multigrado
tienen su origen en la reflexión sobre prácticas que ya se realizan
y suceden desde hace mucho tiempo. La reflexión y la construcción
teórica sólo tienen lugar a partir de prácticas que ya han sido
posibles y, en todo caso, aquellos procesos suponen un paso más en
un proceso que comenzó hace mucho tiempo.
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- 1 Basado en textos anteriores sobre la concepción teórica de la Didáctica multigrado: Santos, Limber (2006) Atención a la diversidad: algunas bases teóricas de la didáctica multigrado, y Santos, Limber (2007) Didáctica multigrado: la circulación de los saberes en una propuesta diversificada, en Quehacer Educativo, ambos publicados en la Revista Quehacer Eductivo.
“Educación rural y transformaciones agropecuarias en
Entre Ríos en el período 1999-2009: una articulación compleja.
Primeras aproximaciones a la temática”.
Janet Cian
Institución:
Facultad de Ciencias de la Educación/Facultad
de Ciencias Agropecuarias. Universidad Nacional de Entre Ríos,
Argentina.
Resumen:
“EDUCACIÓN
RURAL Y TRANSFORMACIONES AGROPECUARIAS EN ENTRE RÍOS EN EL PERÍODO
1999-2009: UNA ARTICULACIÓN COMPLEJA”1
La
siguiente presentación se inscribe dentro PID UNER 2145 “Trama
y dinámica de los procesos innovativos agrícolas de Entre Ríos
(Argentina), período 1999-2009” Facultad
de Ciencias Agropecuarias, Universidad Nacional de Entre Ríos. En
esta instancia expondré las primeras aproximaciones a la línea de
investigación que da titulo a este trabajo, donde se pretende
indagar en la construcción de una red de elementos heterogéneos
que posibilitaron la configuración de una nueva ruralidad en la
Argentina y en la provincia Entre Ríos.
Ahondar
en este proceso de transformaciones materiales y simbólicas
experimentadas en el espacio rural supone considerar el proceso de
“construcción” de un dispositivo que, en esta instancia
podríamos denominar de ruralidad globalizada
(Gras y Hernández: 2009) que alteró
radicalmente el escenario económico, social y ecológico del país
en las ultimas décadas. En esta instancia, me limitaré a exponer
las primeras indagaciones sobre el modo en que estas transformaciones
agropecuarias, encarnadas en este nuevo paradigma,
se incorporaron en las propuestas
curriculares para escuelas agropecuarias durante la transformación
educativa que supuso la Ley Federal de Educación (1993)
Primeras
aproximaciones a la temática
Este
apartado tiene como objetivo ofrecer una vista
panorámica de la configuración de una nueva
ruralidad (Giarraca: 2001) que se ha producido en el territorio
nacional.
Es
preciso recordar que la Argentina, a fines del siglo XIX, se insertó
en el mercado mundial como abastecedora de materias primas de origen
agropecuario, dando lugar al mito de nuestro país como “el
granero del mundo”.
En este esquema el agro ocupó un lugar
central en la generación de divisas que no fue alterado a lo largo
del siglo XX, a pesar de algunos intentos por cambiar esta
situación. Este sector va a comenzar a registrar diversas
modificaciones a mediados de siglo, especialmente vinculadas a la
incorporación de nuevos cultivos, nuevas prácticas
conservacionistas de suelo y de siembra, que van a ir modificando el
panorama agrícola nacional.
Estas
transformaciones se inscriben dentro de llamada “la
Revolución Verde”, proceso de alcance
mundial, inaugurando un escenario económico, político y social que
va a alcanzar su cenit en la década del noventa. Este nuevo contexto
ha sido denominado de diversas formas, ruralidad
globalizada (Gras y Hernández: 2009)
agricultura sin agricultores (Pengue:
2000) modelo de agricultura industrial
(Teubal: 2005)
coincidiendo la mayoría de estos autores en
una serie de características que delinearemos a continuación:
Las
mutaciones registradas en los espacios rurales en los últimos años
deben ser entendidas en perspectiva histórica y como resultado de la
interrelación de múltiples factores.
Los
años noventa se caracterizaron por la consolidación, a lo largo de
los países latinoamericanos, de políticas de corte neoliberal. En
el caso particular de la Argentina estas políticas comenzaron a
aplicarse con la implantación de la última dictadura cívica-
militar en el año 1976.
El
ataque al Estado Benefactor e interventor que se había construido
desde mediados de siglo, tuvo su punto culmine con los gobiernos de
Carlos Saúl Menen (1989-1999). Estas gestiones se caracterizaron por
la aplicación a “rajatabla” de los lineamientos del llamado
Consenso de Washington, donde de los organismos financieros
internacionales (FMI, BID, Club de Paris) establecieron una
configuración económica mundial signada por la apertura económica
irrestricta, la desregulación de los mercados, la flexibilización
laboral, la expansión del endeudamiento externo, colocándo al
Estado en un lugar subsidiario en la prestación de “servicios
básicos” como la salud y la educación, entre otros.
El
agro argentino no quedó exento de estas transformaciones
neoliberales
“En
el sector agropecuario, las medidas neoliberales significaron el
retraimiento del Estado en sus funciones reguladoras (eliminación de
una serie de entes de control: Junta Nacional de Granos, Junta
Nacional de Carnes, Dirección Nacional del Azúcar, Comisión
Reguladora de la Yerba Mate, entre otros) y el afianzamiento en su
rol de garante del libre juego del mercado. Concomitantemente, se
dejaron de lado políticas proteccionistas y redistributivas, se
eliminaron casi todos los impuestos a las exportaciones, se
privatizaron las empresas de servicios y se desmantelaron institutos
públicos de apoyo técnico al agro, siendo el INTA un caso
emblemático.
El
correlato de esta desregulación fue la irrestricta apertura
económica de los mercados y bienes de servicios, lo que en el sector
agropecuario se tradujo, por un lado, en las transnacionalización
del mercado de insumos y, por otro, en una importante presencia del
capital financiero a través de los pooles de siembra y de los fondos
de inversión directa, que (con capitales nacionales e
internacionales) tomaron la actividad agrícola como un espacio de
especulación de alto rendimiento (por momentos, con un 25% de
retorno anual).” 2
Otro
de los efectos de las políticas neoliberales sufridos por el sector
agrario, fue la retracción del Estado del sistema bancario, lo que
implico la desaparición de los créditos destinados a pequeños y
medianos productores agropecuarios.
En
este marco podemos comprender la introducción en 1996 del paquete
tecnológico, compuesto por la soja transgénica, resistente al
herbicida glifosato3,
conocido como “paquete cerrado”.
La generalización de este cultivo junto con la siembra directa,
favorecieron la expansión abrupta de la frontera agrícola
nacional4,
situación estimulada por una coyuntura internacional dominada por la
demanda creciente de commodities5.
Las
consecuencias económicas y sociales de estas transformaciones
implicaron la desaparición de miles de pequeñas producciones
agropecuarias, favoreciendo la concentración de la tierra en pocas
manos; por otra parte la incorporación de espacios rurales no
tradicionales para la agricultura, junto con el uso de agrotóxicos
tuvo graves efectos medioambientales y alteraciones en la salud de
sus habitantes.
Tampoco
se puede dejar de mencionar que la emergencia de nuevos actores
sociales y la consecuente introducción de nuevas prácticas de
manejo de la agricultura asociadas al paradigma de los agronegocios
implicaron cambios abruptos y de impactos diferenciales en la vida
cotidiana de los habitantes de vastas regiones rurales del país.
Entre
Ríos: nuevas ruralidades y transformaciones educativas recientes
En
la provincia de Entre Ríos, las transformaciones políticas,
económicas y sociales que han configurado una nueva ruralidad se han
manifestado de manera diversa:
- En lo que refiere a los espacios rurales, nuestra provincia experimentó una importante expansión de la frontera agrícola, a pesar de que sus suelos tienen una mayor aptitud para la ganadería, este fenómeno se vio favorecido por la introducción del cultivo de soja genéticamente modificada y las innovaciones tecnológicas concomitantes.6
- En relación a la propiedad de la tierra, se han dado modificaciones en el régimen de tenencia de la tierra7, estas han estado dominadas por la desaparición de pequeñas propiedades y la expulsión de habitantes, la eliminación del monte nativo, la desaparición de otras actividades productivas, la alteración de los suelos y la aparición de nuevas formas de organización y gestión de la agricultura.
Esta
sintética caracterización de la situación de nuestro país y de
nuestra provincia nos permite enmarcar las primeras indagaciones
sobre el modo en que estas transformaciones agropecuarias, encarnadas
en este nuevo paradigma de ruralidad
globalizada, se incorporaron en las
propuestas curriculares para escuelas agropecuarias durante la
transformación educativa que supuso la Ley Federal de Educación (en
adelante LFE)
Es
preciso destacar que nuestra provincia se ha caracterizado por ser un
escenario educativo de proyección nacional (Carli: 1992) desde
tiempos de construcción del Estado Nacional e, incluso, con
anterioridad a este. Pionera en el desarrollo de la instrucción
pública y la formación de los maestros normales con el
establecimiento de la primera Escuela Normal del país localizada en
la ciudad de Paraná en 1870 y con la creación en 1904 de la primera
Escuela Normal de maestros rurales, en una localidad próxima a la
misma ciudad, institución que va a ser un faro de proyección
continental en ésta área.
Esta
pequeña reseña histórica nos permite señalar la fecunda tradición
educativa presente en nuestro territorio y que ha ameritado diversos
análisis.
En
esta instancia me detendré en el período comprendido a partir de la
sanción de la LFE (1993) y los cambios que esta supuso, haciendo
hincapié en las propuestas diseñadas para articular el sistema
educativo al mercado laboral. Estas propuestas se materializaron en
los Trayectos Técnico- Profesionales (TTP) que, en la educación
polimodal ubicada en el espacio rural adquirió, principalmente, el
formato en Producción Agropecuaria.
He
destacado párrafos arriba que las políticas neoliberales impactaron
en diversas aéreas de nuestra sociedad. En educación se da en el
año 1991 un conjunto de leyes de transferencia de instituciones
medias y superiores no universitarias dependientes de Nación a las
provincias, sin el consecuente apoyo económico a las mismas.
Éstas
medidas fueron la antesala para la aplicación de la LFE con los
consecuentes cambios que esta supuso en la organización del sistema
educativo, entre los que podemos mencionar:
- la fragmentación del sistema en ciclos acotados Ciclo Inicial- EGB I, EGB II, EGB III, Polimodal y la articulación con los trayectos técnico profesionales;
- la búsqueda de otras formas de financiamiento para cubrir gastos básicos de insumos a través de la presentación de proyectos;
- descentralización y transferencia de responsabilidades sin el consecuente apoyo financiero a provincias ahogadas presupuestariamente;
- centralización del control por parte del Poder Ejecutivos;
- reconversión docente;
- adopción de la lógica empresarial en el ámbito educativo.
En
relación a la educación técnica y la rural, resulta necesario
mencionar que no fueron contempladas dentro de esta nueva normativa
y, además, en la definición de los contenidos curriculares hubo una
fuerte impronta urbanocéntrica.
En
nuestra provincia, las escuelas agropecuarias de creación
provincial, las transferidas de Nación y los bachilleratos
pedagógicos rurales van a experimentar una cierta “homogeneización”
de su propuesta formativa con la implementación de la LFE. Esta
tendencia se va a producir por la aplicación de la Educación
Polimodal con las modalidades que esta ofrecía y los Trayectos
Técnico-Profesionales en Producción Agropecuaria que se
implementaron, los cuales no tenían carácter obligatorio.
Los
TTP se convirtieron, en la mayoría de casos, en la única instancia
de “preservación de la tradición rural”
que caracterizó a estas instituciones, formación que a partir de
ese momento se inscribió bajo el signo de una racionalidad
tecnicista y economicista.
Este
proceso que, en una primera aproximación, podríamos denominar como
“preservación de la ruralidad”
en estos espacios va a estar tensionado por las consecuentes
transformaciones que experimentaba el sector agropecuario, las
demandas del mercado respecto al tipo de profesional que se requería
y las particularidades locales de cada una de las instituciones.
Analizar
estas propuestas formativas requiere considerar dichas tensiones y
los diversos componentes de éstas.
En
esta oportunidad me detendré en la justificación del perfil
profesional que se esbozaba en los documentos bases y las tensiones
que este suscita en el contexto socio- histórico implementado.
El
primer documento base del Trayecto Técnico Profesional en Producción
Agropecuaria fue presentado por el Ministerio de Cultura y Educación
y el Instituto de Educación Tecnológica en el año 1997 y allí se
definen las características que tendrá esta instancia de formación,
se despliega minuciosamente las competencias que deberán desarrollar
los estudiantes, los lineamientos curriculares y la estructura
modular adoptada. Además, se hace una reseña de las entidades y
profesionales convocados para la diagramación del mismo.
Respecto
a la justificación del perfil profesional, es interesante ahondar en
la descripción que se realizaba del panorama agrícola:
“En
los últimos años se han producido importantes transformaciones en
el agro argentino, implicando profundos cambios en la organización
productiva y en la estructura agraria en su conjunto. Esas
transformaciones han comprendido también una innumerable cantidad de
procesos sociales de significativo contraste, ya que han afectado
diferencialmente a los distintos actores sociales involucrados. Esta
heterogeneidad social sumada a las diferencias ecológicas
regionales, genera una gran diversidad
de situaciones socio-agroproductivas.
Como
consecuencia de los procesos de globalización -caracterizados por
profundos cambios en los mercados internacionales agropecuarios- y de
las políticas económicas de apertura, desregulación y
privatización, se han ido forzando ajustes y reordenamientos del
sector agropecuario que identificamos como proceso de reconversión
productiva. En
este marco, la reconversión productiva exigida no puede más que
orientarse hacia un aumento de la competividad, a través del
mejoramiento de la rentabilidad y eficiencia por la vía de
incrementos de productividad, reducciones de costos unitarios y la
adopción de nuevas estrategias productivas”8
Las
transformaciones que contribuyen a la configuración de una nueva
ruralidad fueron entendidas como parte inexorable de los procesos
globales que se estaban dando a nivel mundial, lo cual exigía
subirse “al tren del progreso”
para adaptarse a las mismas y, por ende, se debía repensar la
formación de profesionales acordes a estos requerimientos.
Así
lo manifestaba el documento:
“Estas
tendencias plantean a la producción agropecuaria la exigencia de
poner en marcha estrategias tendientes a la reconversión productiva
relacionadas tanto con la necesidad de adaptarse al cambio
tecnológico
como a la búsqueda de una mayor eficiencia en la gestión
de la explotación y de la superación de modalidades individuales de
actuar a través de mecanismos de asociación
que generen economías de escala. Otro desafío que deben enfrentar
los productores agropecuarios para aumentar la rentabilidad, es la
necesidad de agregar
valor a sus productos,
lo que significa poder integrar “hacia arriba” etapas de
procesamiento o elaboración y de comercialización de sus productos
primarios que les permitan participar en los mercados de consumo
intermedio y final.”9
Las
consecuencias sociales que estas transformaciones trajeron consigo
respecto a la “reducción de mano de obra” son reconocidas, junto
con la aparición de nuevos actores sociales vinculados a las nuevas
formas de organización de la agricultura. Sin embargo, los análisis
de las implicancias sociales queda eclipsadas ante la aparición de
un nuevo tipo de trabajador: “pero
emerge un nuevo tipo de trabajador transitorio ligado a las nuevas
tecnologías y que es más calificado y responsable de equipamiento
muy costoso” y al cual se debía
formar.
La
necesidad de formar este tipo de profesional flexible, innovador,
capaz de adecuarse a los requerimientos de este proceso de
reconversión productiva,
implicará una mayor profesionalización. Para alcanzar este
objetivo, la escuela jugará un rol fundamental al brindar esta
formación acorde con las necesidades que la nueva agricultura estaba
demandando:
Estos
aspectos relativos al impacto de la innovación tecnológica sobre
las tareas productivas y los requerimientos de mayor calificación, o
los referidos a la posibilidad de externalizar tareas, complejizan
los procesos de toma de decisión de los productores que deben
encarar nuevas formas de organización del trabajo en las
explotaciones. Para enfrentar este conjunto de transformaciones los
productores están requiriendo una mayor
profesionalización de su actividad,
tanto en el manejo tecnológico de los procesos productivos como en
la gestión de sus explotaciones.(…) El grueso de los productores,
los medianos y pequeños, probablemente no dispondrán siempre de
aquellas opciones, pero podrán recurrir al asesoramiento de los
programas estatales de apoyo a la reconversión productiva, a la
contratación de técnicos de nivel medio y a las variadas ofertas
formales o informales de capacitación entre las que se encuentran
las del sistema educativo(…).10
A
modo de cierre…
El
siguiente apartado pretende esbozar las primeras conclusiones sobre
la línea de trabajo indagada, describiendo algunas tensiones,
algunos interrogantes y ejes a seguir profundizando.
Tal
como fue enunciado, este primer acercamiento a la temática desde el
punto de vista del análisis documental nos permite observar algunas
de esas tensiones a indagar. Entre ellas podemos mencionar los
desajustes entre las propuestas de formación técnico-profesional en
producción agropecuaria encarnadas en los TTP y que posibilitarían
una formación acorde con los requerimientos que el proceso de
reconversión productiva
que atravesaba el país y la situación real que experimentaban los
destinatarios de estas propuestas, es decir, los pequeños y medianos
productores. Garantizar mayor eficiencia, mayor productividad y
rentabilidad mediante el uso de las innovaciones tecnológicas que
comenzaban a introducirse en el mercado nacional, contrastaba
seriamente con las posibilidades de adquirir dichos insumos en este
periodo histórico.
Siguiendo
esta línea es preciso continuar problematizando la forma de
articulación educación y trabajo (léase mercado laboral) en el
contexto histórico señalado, panorama que se tensionaba aún mas
por la casi desaparición de la educación técnica en este período.
En
un segundo momento de análisis se pretende indagar en los procesos
de apropiación de
estas transformaciones curriculares que
se dieron en las instituciones educativas, tomando cuatro casos de
escuelas agropecuarias con diversa tradición y ubicadas en el
departamento Paraná, territorio que ha experimentado una abrupta
transformación agrícola en el periodo comprendido por el PID.
En
relación a lo anterior, es preciso investigar qué continuidades y
rupturas se produjeron en estas propuestas formativas a partir de la
sanción e implementación de la Ley Nacional de Educación Nº
26.206 (2006).
Bibliografía
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Nº 11, Centro de Publicaciones Educativas y Material Didáctico
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ESTRATEGIAS Y RESISTENCIAS SOCIALES, ECOS EN LA CIUDAD” editorial
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Gras,
C y Hernández V (2009) comp. “LA ARGENTINA RURAL. DE LA
AGRICULTURA FAMILIAR A LOS AGRONEGOCIOS” editorial Biblos, Buenos
Aires.
Ministerio de Cultura y Educación. Instituto Nacional
de Educación Tecnológica (1997) “TRAYECTO TÉCNICO- PROFESIONAL
EN PRODUCCIÓN AGROPECUARIA”. Documento Base Edita:
Programa IBERFOP
1
Titulo del proyecto de Beca de Estimulo a las Vocaciones
Científicas del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN)
2
Gras, C y Hernández V (2009) Comp. “LA ARGENTINA RURAL. DE LA
AGRICULTURA FAMILIAR A LOS AGRONEGOCIOS” editorial Biblos, Buenos
Aires: 17
3
“Soja RR Roundup Ready. Roudup es la marca comercial del
glifosato, herbicida al cual es resistente la soja RR. El paquete
tecnológico consiste en combinar esta semilla con el glifosato,
utilizando cantidades cada vez mayores. Tanto la semilla RR como
Roundup son producidas por Monsanto”. En Giarraca, N y Teubal, M
(2005) comp. “EL CAMPO ARGENTINO EN LA ENCRUCIJADA. ESTRATEGIAS Y
RESISTENCIAS SOCIALES, ECOS EN LA CIUDAD” editorial Alianza,
Buenos Aires: 43
4“En
la cosecha 1997/1998 comienza la producción de la soja transgénica,
combinada con la siembra directa. Las estadísticas evidencian un
abrupto salto en la superficie sembrada pasando de casi 2 millones
de ha en 1980/1981 a casi 5 millones en 1990/1991. Hacia 1997/1998
cuando comienza la implantación de la soja transgenica, se utilizan
más de 7 millones de hectáreas”. Ibid:49
5
“(…) la realidad es que el 88% de la soja que se comercializa a
nivel mundial se utiliza para la producción de aceite. Con los
residuos se hace pasta de soja que es usada como forraje. Como lo
explica Rodríguez en su investigación, esto ha significado que en
el Cono Sur se han dedicado menos tierras para
la ganadería y la
producción de trigo, arroz y otros cultivos para producir alimentos
para ganado criado en el extranjero. ¿La soja se destina a los
países que padecen hambre? No, pues los principales importadores de
soja o sus derivados son la Unión Europea, Japón y China”. En
AAVV (2010) “Los señores de la soja. La agricultura transgénica
en América Latina” editorial FLACSO, Buenos Aires:
6
Dominguez, N y Orsini, G (2009) “Impactos en la estructura agraria
por la ampliación de la frontera agrícola en base a la expansión
del cultivo de soja en la región Pampeana: la historia recientes en
Entre Ríos”, editorial Ediciones Cooperativas, Buenos Aires.
7
“Según los datos de los censos agropecuarios de 1988 y 2002
desaparecen en el periodo de 14 años 5.555 explotaciones
agropecuarias pequeñas; por otro lado, se observa un aumento del
tamaño medio del 29% de la superficie en hectáreas por
explotaciones agropecuarias pequeñas” Ibíd.: 36
8
Ministerio de Cultura y Educación. Instituto Nacional de Educación
Tecnológica (1997) “TRAYECTO TÉCNICO- PROFESIONAL EN PRODUCCIÓN
AGROPECUARIA”. Documento Base Edita: Programa IBERFOP
9
Ibid
10
Ibid
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